JORGE TUTOR, TRAVEL PHOTOGRAPHY

In this ugly time, the only true protest is beauty. (Phil Ochs)

 
       
ESPAÑA      

PROVINCIA DE OURENSE

La única provincia gallega sin mar compensa esta falta con los contrastes más marcados. En primer lugar, el climatológico: es la que registra los inviernos más duros y veranos más calurosos. Además, las montañas orensanas poseen muchas cosas difíciles de encontrar en otras partes de Galicia. En el conglomerado de las sierras de San Mamed y Queixa y los montes do Invernadeiro se aprecian restos glaciares, se encuentra la única estación de esquí y, milagrosamente, sobrevive uno de los bosques más antiguos. Otra sorpresa es A Lastra, frontera natural con León. Muy diferente de los montes graníticos gallegos, su excepcional combinación de suelo calizo y clima mediterráneo le otorgan una vegetación muy especial: desde plantas aromáticas como el orégano a 20 de las 21 especies de orquídeas gallegas. Los bosques son de una increíble belleza en otoño por la explosión de blanco, morado, amarillo, verde, rojo... Las comunidades dispersas han favorecido un mundo rico en tradiciones, creencias y rituales como la invocación de brujas en un puente o un cruce de caminos. Aquí, antes que el castellano, una lengua alcanzaba el esplendor en el siglo XIII con lasCantigas de Alfonso X el Sabio. Otra de sus peculiaridades está en las terrazas del Miño, en las que se instalaron los primeros pobladores conocidos de la zona y crecen las vides, que son una de las señas de identidad de esta provincia. De la cultura orensana forman parte tanto las milagrosas aguas como los vinos de Valdeorras, O Ribeiro y, sobre todo, el godello: dicen que su nombre viene del oro que arrastraba el río y que regaba las uvas. Como dice el refrán: El Miño lleva la fama y el Sil el agua. En el sureste orensano se suceden los monasterios e iglesias románicos, ocultos en valles o colgados en lo alto de las gargantas. Un hecho curioso es la cualidad muchas veces imperceptible de sus límites geográficos. Mientras en Pontevedra la divisoria con Portugal aparece bien marcada, aquí viejas aduanas y puentes unen pueblos y riberas de ambos países. Los espacios naturales transfronterizos en funden en parques como los de Baixa Limia-Xurés y Peneda-Gerés, donde prosperan especies como el alcornoque y la encina.

(c) 2009 Herminia Bevia Villalba

 

           
OURENSE ALLARIZ RIBADAVIA            

Ribera Sacra, Ribeira Sacra

 

Esta región del interior de Galicia abarca 14 municipios de Lugo y Orense. Se corresponde en gran medida con el tramo final del Sil, donde se une al Miño. Ya en 1124 era conocida como Ryboira sacrata por su concentración de cenobios y monasterios, de los que conservan 18, el más antiguo del siglo VI. El recorrido está marcado por las profundas depresiones que forman ambos ríos. Esta orografía favorece un microclima casi mediterráneo, que romanos y monjes ya aprovecharon para el cultivo de la vid. A lo largo de siglos, los bancales han remodelado las vertientes, pero el aislamiento ha mantenido casi intacta la zona. La mejor manera de conocer sus vericuetos es una excursión en catamarán por los cañones. La otra opción es la carretera con impresionantes miradores que bordea el Sil. La vegetación está compuesta por robles, castaños, abedules, cipreses, alisos... El colorido cambia con las estaciones y se imponen varios viajes para disfrutarlo. Además de historia, cultura y paisaje, está el paisanaje guardián de los secretos de este paraíso. Hay que acudir a algún mercado o feria de ganado: casi todos cuentan con sus pulpeiras ambulantes y es el lugar perfecto para probar el vino de la zona. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

 

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Cañones del Sil (canóns do Sil)

En el río, que baja de los montes de León y limita Lugo y Orense, hubo en época romana extracción de oro. La perforación en el siglo II de Montefurado para desviar el cauce data de esa etapa. Desde el siglo XII, aquí se instalaron cenobios y monasterios que iban desde el Bierzo hasta el mar. Entre gargantas y tajos con plegamientos y fracturas, que alcanzan casi los 300 m de desnivel, el Sil se suma al Miño en Peares. Desde Monforte, tras una parada en Santa María de Proendos, una de las más antiguas de Galicia, se llega a los miradores de Boimente, Cadeiras y Lobios con iglesia del siglo XIII levantada sobre un emplazamiento visigodo. Grandes lomas de esquistos y vetas de granito dan sustento a las vides en la cercana Doade. En Cabezoas y Castro Caldelas se encuentran otros dos de los seis miradores. La ruta que pasa por Ferreira de Pantón y la iglesia de San Miguel (“O Mosteiro”) lleva hasta San Esteban de Sil, monasterio benedictino del siglo VI. En Parada de Sil encontramos uno de los miradores más famosos: Os Balcons de Madrid. En las inmediaciones están Quiroga y Ribas do Sil, con la iglesia de Santa Cristina del siglo XII. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba


Xunqueira de Ambía, Colegiata de Junquera de Ambía

Según la leyenda, aquí se levantó una capilla en el siglo IV para conmemorar la aparición de la Virgen. Esta colegiata de Santa María la Real, fundada en 1164, presenta coincidencias con el monasterio de Aguas Santas. Tiene tres amplias naves románicas y un bonito claustro, cuya piedra está delicadamente trabajada según el estilo ojival. En el tímpano figura una curiosa inscripción latina: “Cuando seas feliz ten cuidado con las cosas adversas”. Con el tiempo se sumaron otros estilos: gótico, barroco, renacentista. El pueblo creció en torno a la iglesia y el monasterio en el siglo XVI, que actualmente cuenta con un museo parroquial. Junto al cercano balneario de Molgas, merece una visita el castillo medieval de Maceda, donde cuenta la tradición que se crió Alfonso X el Sabio, que escribió en Allariz sus Cantigas. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

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Oseira, Monasterio de Oseira

Cerca de Cea, lugar famoso por su pan, aparece rodeado de montañas este retiro benedictino fundado por Alfonso VII en el siglo XII. Empezó siendo un humilde cenobio adherido a la orden cisterciense, pero alcanzó tanta importancia como Samos y Sobrado. Pese a su sobriedad, las dimensiones son tan grandiosas que recibió el sobrenombre de Escorial gallego. Fue reconstruido en el siglo XVI, tras un incendio, y de nuevo en el siglo XX. La iglesia presenta una ostentosa fachada entre dos torres barrocas: columnas, estatuas, bajorrelieves, balcones, sillares almohadillados. En el interior, destacan la bóveda plana del coro y la girola. También se pueden visitar la sala capitular, con sus retorcidas columnas, la lujosa sacristía y el refectorio. Cuenta con tres 3 claustros: de los pináculos de los medallones y de los caballeros. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

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O Barco de Valdeorras

 
 

El nombre parece proceder de su emplazamiento: encerrado entre montañas, a la orilla del Sil. Aunque otra versión sostiene que se debe a la existencia en época romana de un embarcadero, desde el que se llegaba a otras poblaciones de las márgenes del río. Además de por las pizarras, la comarca más oriental de Galicia es famosa por sus vinos. Conserva casas con galerías acristaladas a lo largo del paseo fluvial del Malecón, lugar de encuentro y ocio. Por lo que hoy son las calles Real y San Roque, pasaba la Vía Nova, que unía Astorga con Braga en Portugal. Quedan otro restos romanos como el puente de Entoma. La vieja ermita se San Roque se transformó con el tiempo en la actual iglesia de San Amaro (San Mauro). Hay varios pazos interesantes, como la Casa Grande de Villoria, Casa Carballo o la fortaleza del Castro (pazo de Flórez). En las inmediaciones se pueden ver petroglifos, restos romanos o castreños. También merece la pena visitar el santuario barroco de las Ermidas y al monasterio e iglesia románicos de San Juan de Xagoaza. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

 

 San Martiño de Pazo, San Martín del Pazo

 

De origen visigótico, incorporó más tarde elementos mozárabes. En el siglo X se convirtió en monasterio y posteriormente en residencia privada. La edificación es también conocida como San Martín de A Mezquita, nombre del pueblo. Todo es confuso, incluso la denominación documentada de “iglesia musulmana”, aunque parece que el nombre deriva de una planta. Lo más llamativo son las piedras labradas con marcas de canteros: de esta manera cada uno podía cobrar las suyas. Aparecen símbolos coincidentes con los del castillo de Monterrei: se ha especulado con su origen tartésico, rúnico, íbero y griego. Otra curiosidad son los arcos y un escudo que recuerda al de los templarios. Es probable que las piedras, procedentes de otra construcción, fueran reutilizadas durante los siglos XV a XVIII. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

 

 
MELÓN

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MONASTERIO DE SAN ESTEVO

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MONTERREI

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CASTILLO DE MONTERREI

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VILLAZA

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O BOLO

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VERÍN

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RÍO MIÑO

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    SANTA COMBA DE BANDE

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SANTA CRISTINA DE RIVAS

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PROVINCIA DE OURENSE I

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